El colorido arte del municipio de Tenango de Doria (localizado en Hidalgo, México) y de otras aldeas agrupadas alrededor de la ciudad principal de la región, reflejado en elaborados bordados (denominados “Tenangos”), está inspirado en la conexión espiritual que tienen los artesanos de la comunidad indígena otomí con dios, el arte engendrado en ésta comunidad ha destacado por las formas vívidas que reflejan la cascada de vegetación local y la vida silvestre que alberga allí (tales como ciervos, pájaros coloridos, leones de montaña y zorros), además de sus tradiciones y eventos significativos tales como bodas, la cosecha, fiestas y momentos relevantes de la vida otomí; arte el cual se ha transformado de una artesanía que practicaban para sobrevivir a una industria artesanal; misma que se ha extendido a todo el mundo.
En dicha región, los niños comienzan a bordar antes de aprender a escribir; a pesar de la pobreza en dicha región, nadie les ha impedido bordar su visión artística la cual adorna colchas, tapices, cojines e incluso aretes. En los últimos meses, marcas de carácter internacional y diseñadores de moda reconocidos en todo el mundo se han inspirado en la iconografía distintiva de ésta comunidad otomí, tal es el caso de Carolina Herrera; diseñadora la cual ha replicado los patrones artísticos de los bordados de Tenango para utilizarlos en estampados de bolsas y prendas de la marca en su colección 2020.
Desde otra perspectiva, marcas como la anteriormente mencionadas han sido acusadas de plagio hacia el arte de comunidades indígenas (como es el caso de Tenango de Doria) debido a que utilizan su iconografía sin una sola referencia a la comunidad de artesanos de Hidalgo anteriormente mencionada, desde esta perspectiva el trabajo de los habilidosos artesanos es poco valorado y pocos han sido los casos en los que a este tipo de artesanos se les ofrezca algún tipo de relación comercial.